EL ICEBERG DE LOS TCA

La foto era impactante: Unas niñas de cuatro y seis años de edad estaban en lo que parecía un hermoso parque, decoraban o cubrían algo ras del suelo. Cuando vi a detalle la imagen, lo que las niñas estaban cubriendo con flores, globos y dibujos era una lápida. Era el día de las Madres y ellas acompañaban a su mami quien tenía apenas un mes de haber fallecido. “Es por eso que estoy aquí” dijo el padre de las niñas. “Mi esposa murió de bulimia nerviosa, y esa foto la tomé para decirle a otros esposo, parejas, padres y familiares que los Trastornos Alimentarios (TCA) no son caprichos, que no son un tema trivial ni tampoco desaparecen cuando la persona “madura”. Mi esposa era bastante madura, una profesionista exitosa, amorosa y entregada a la familia que estábamos construyendo. Su obsesión por el peso comenzó desde el postparto del segundo embarazo. Yo no lo sabía, así que me sumé a las docenas de felicitaciones porque ella recuperó su figura a las pocas semanas de que dio a luz. Yo nunca la vi vomitar, no vi nada raro (ahora se que las señales estaban por todas partes”. Veía que muchas mujeres a mi alrededor hacían lo mismo que ella se “desintoxicaban” restringiendo carbohidratos y grupos de alimentos completos por días o semanas; otras veces, me daba cuenta de que comía demasiado, y yo creí que comía así porque estaba haciendo mucho ejercicio. Un día me confesó que tenía bulimia nerviosa, aunque me dijo que no me preocupara que lo iba a superar por su cuenta. Desde luego, le creí, le creí porque no me informé de las estadísticas, le creí porque el tratamiento era caro, le creía porque no la vi tan delgada, le creí porque no pensé que un trastorno alimentario fuera tan grave. Parecía que todo había mejorado, pero un mes ella murió de un paro cardiaco debido a la descompensación que provoca la bulimia nerviosa”. En el mundo, cada 60 minutos una persona muere a causa de los TCA. Aun cuando las personas no se vean tan delgadas como las imágenes que muestran los medios de comunicación, los casos pueden ser graves. 


Los TCA son como un iceberg, donde en la parte superior se ven conductas como hablar constantemente del peso, dietas crónicas, atracones, distorsión e la imagen corporal, dependencia del peso para realizar actividades sociales y todas estas conductas se pueden percibir como superficiales y banales, sin embargo, el problema de fondo más allá, lo que está debajo de ese iceberg es el sobre control, baja autoestima, miedo al rechazo, rigidez, trauma, perfeccionismo, inestabilidad emocional. Por lo cual el TCA solo es una forma de afrontamiento y gestión de todas estas emociones. El 100% de los casos pueden prevenirse o tratarse exitosamente si se detectan a tiempo. El 2 de Junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los TCA. Por tu esposa, por tu hija (o), por ti, luchemos juntos: #wedoactnow


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Psic. Olga González Domínguez

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