Flojera Emocional
Por
mi profesión de psicóloga es común que me llamen amistades y personas cercanas
para contarme algún problema o pedirme consejo. Si el problema es recurrente o
requiere de pronta atención, mi respuesta siempre es la misma: ve al psicólogo,
y luego les recomiendo a un especialista en concreto. También es común que me
vuelvan a llamar (a los días, meses o incluso años) y que me cuenten de nuevo el
mismo asunto; me doy cuenta con facilidad de que muchas veces se trata del
mismo problema, aunque manifestado de distinta forma. En el fondo, suele ser el
mismo: miedo al abandono, mal manejo de finanzas, temor al compromiso,
ansiedad, falta de buena comunicación con la pareja, falta de autoestima...
Por
poner un ejemplo, la falta de autoestima puede llevarte a tener y perpetuar relaciones
con personas tóxicas; a no poner límites en tu trabajo, cargándote de
quehaceres hasta el agotamiento; a un mal manejo de tus finanzas, incluso hasta
la quiebra. En apariencia lucen como dificultades diferentes, pero el problema
de raíz es el mismo. Es así que esto no se puede arreglar con una llamada.
La
terapia psicológica nos ayuda a encontrar las problemáticas que traemos desde
nuestro crecimiento y el terapeuta profesional nos brinda apoyo para sanar e
identificar nuestras fortalezas para seguir adelante. Como todo lo que vale la
pena en la vida, la terapia y los procesos psicológicos llevan tiempo, exigen
compromiso, renuncias y, sobre todo, disposición. Quizás por eso a la mayoría
de las personas les da flojera, no ven la urgencia de acudir aunque se sientan
sumamente infelices en alguna área de su vida; prefieren escuchar el consejo
rápido de un amigo, del locutor de la radio, que buscar acompañamiento
profesional y cambiar el comportamiento que los llevó a la situación
problemática.
Debemos de entender que no existe ningún problema que el ser humano
pueda padecer que sea ajeno al quehacer del psicólogo…. incluso en problemas
médicos o económicos. Al final de cuentas, todo es comportamiento. A pesar de
que las circunstancias nos parezcan estrechas y nos tengan “atrapados”, tenemos
margen para tomar las decisiones que nos hagan sentir mejor y que resuelvan de
una vez por todas esas conductas repetitivas que tanto daño nos hacen a
nosotros y, a quienes nos rodean. Incluso en las situaciones donde parece que
no hay nada por hacer, como la muerte, la psicología nos ayuda a transitar de
forma pacífica y a los familiares a encontrar un pronto consuelo, una manera
diferente de ver la situación.
Las investigaciones dicen que personas exitosas
y felices cuidan celosamente de tres aspectos en su vida: su educación
emocional, su tiempo y las personas de quienes se rodean. Somos como una
esponja y en tiempo de crisis podemos sentirnos exprimidos; de ti dependerá qué
emana de esa esponja: aguas negras, malas decisiones, temor, exceso de autosuficiencia,
o fuerza, resiliencia, esperanza.
La mayoría de las veces no nos merecemos que
nos pasen situaciones injustas, pero quien insista en no comprometerse con
ayuda psicológica sí será responsable de continuar en el camino del
sufrimiento.
Olga
González Domínguez
olgalizetgonzalez@yahoo.es
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