Cuando el exceso de información nos enferma



Es útil ver las noticias para estar enterados, cuidarnos entre nosotros, solidarizarnos, apoyar a quién lo necesite y, si así lo deseamos, expresar nuestro sentir respecto al tema. El internet nos brinda información al instante e incluso podemos ser testigos de lo que sucede a través de una transmisión en vivo. Sin embargo, la inmediatez que nos da el internet mediante sus múltiples aplicaciones va demasiado lejos cuando se trata de entrar en la vida de las otras personas. 
Nos hemos llegado a enterar de tragedias, de asesinatos, de la búsqueda de los culpables, pero de ahí a transmitir y ver el funeral, presenciar el entierro… es ya, me parece, una transgresión a la intimidad. Es alterar el derecho a la privacidad y no sólo eso, sino que cruzamos las fronteras de nuestra propia capacidad de gestionar el dolor ajeno.
Debemos parar en el momento en que las noticias y las opiniones que éstas generan dejen de ser útiles para la sobrevivencia, el trabajo, el crecimiento personal, de otro modo pueden saturar nuestra mente y provocarnos enojo, tristeza, angustia, irritabilidad, desamparo y una sensación de estar siempre en alerta. Además podemos complicar nuestras relaciones interpersonales por discutir en redes con nuestros seres queridos; pasa que si no pensamos igual, el tono de la conversación sube y las cosas se salen de contexto y todo culmina destruyendo entrañables amistades. Además procrastinamos nuestras actividades por estar pendientes de los comentarios en redes sociales y terminamos enganchados en una espiral descendente que nos deja agotados. Peor aún, existen personas que dejan que las noticias contaminen la atmósfera de su hogar dejando que éstas permeen hasta en sus hijos; tal es el caso de un niño pequeño con el que estuve platicando recientemente, quien me contaba de su preocupación por la posibilidad de que el coronavirus llegara a su casa y me dio detalles del curso del virus por los diferentes países, información que sacó tras ver las noticias en la televisión. El niño estaba realmente angustiado y con justa razón.

Es por eso que debemos de evitar que los niños escuchen noticias en cualquier medio. Es nuestra responsabilidad como padres filtrar la información que llega a sus oídos. Cuando sientas que estás perdiendo el control, date un descanso visual y auditivo de las noticias, de las redes y en general de las actividades relacionadas con la intoxicación digital. Con esto no quiero decir que seamos apáticos a los problemas del mundo, sin duda alguna debemos contribuir activamente para lograr la paz, pero la paz del mundo comienza adentro, en tus emociones. Toma aire. Sitúate en el aquí y el ahora. Reconéctate con tu medio ambiente inmediato, rodéate de personas que te aporten alegría, realiza alguna actividad al aire libre. Verás que sólo es cuestión de unas horas para comenzar a recuperar la calma y la claridad mental.

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