Los beneficios de una biblioteca en casa


El año pasado platicaba con un paciente que posee un coeficiente intelectual más alto que el 95% de la humanidad, algo que le ha traído, entre otras cosas, grandes logros académicos. Le pregunté qué consejo podría darle a las personas que desean incentivar la curiosidad, la inteligencia, tanto en ellos como en sus hijos. Su respuesta fue simple: que tengan la mayor variedad y número posible de libros en casa. Me comentaba que creció en un entorno humilde, donde no había televisión, así que a los doce años ya había devorado todos los libros de la pequeña biblioteca de su casa; su madre era maestra, así que ya había leído libros de Piaget, Vygotski, entre otros. A pesar de que algunos no los comprendía, los libros eran su medio de entretenimiento. Me aseguró que una biblioteca más variada y adecuada a los intereses de su edad, le habrían permitido un mejor desarrollo de sus capacidades no sólo intelectuales, sino en los demás aspectos de su vida.
Un nuevo estudio hecho en Estados Unidos por la doctora Joanna Sikora, realizado a 31 sociedades, encontró que un niño que crece en un hogar con 80 a 350 libros tendrá mayor alfabetización, habilidades de tecnología de la información y comunicación (TIC), así como mejor manejo de la aritmética en la edad adulta. Los investigadores estudiaron a 160 mil adultos y descubrieron que aquellos que de niños leyeron más de 80 libros, en la edad adulta se volvieron tan letrados, numerados y tecnológicamente aptos como aquellos graduados universitarios que crecieron con unos pocos libros.

Tener libros en la casa (y leerlos) es una excelente inversión en el futuro de un niño por dos factores: el primero es crecer en un entorno social pro conocimiento y pro aprendizaje, donde los libros fomentan las capacidades cognitivas de los niños y adolescentes a largo plazo; el segundo es que la lectura ayuda a los niños a sentirse más capaces de lograr sus objetivos y hacer un uso positivo de su tiempo. Además, pasar tiempo en lectura los expone y prepara para rutinas de vida que en un futuro serán de utilidad para el desarrollo de hábitos de estudio. Pero no se trata sólo de acumular libros, sino de generar los espacios atractivos para leerlos, limitar la exposición a pantallas, estructurar un tiempo de lectura y sobre todo que vean a sus propios padres mientras leen.
Otras actividades para incentivar la lectura es promover conversaciones en casa sobre los libros que está leyendo cada quien; es muy importante adquirir libros de interés especiales para la edad del niño. Tener una biblioteca no tiene por qué ser costoso; actualmente existen páginas de internet, clubs de lectura y blogs de trueque donde se hacen intercambios de libros o venden libros de segunda mano a precios más económicos. También podemos aprovechar la Navidad, el cumpleaños y los días especiales para regalar libros maravillosos que trasformen nuestras vidas.

Psic. Olga González Domínguez

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