Aceptación radical para tomar control sobre la situación


Sé que la cuarentena es más difícil para unas personas que para otras; en particular, me preocupan los niños que están atrapados en casa con padres violentos, niños cuyo único espacio de paz era la escuela; me preocupan los millones de personas que viven económicamente al día y que no tendrán dinero para poner comida en su mesa y quienes probablemente en este momento estén en la calle en busca de trabajo, exponiéndose al contagio; me preocupan las mujeres que tienen que convivir todo el día con su violentador; me preocupan las familias con dinámicas tóxicas que durante este confinamiento están experimentando violencia. Sin duda, estas son realidades que se recrudecerán con la pandemia que nos avasalla, realidades que viven aquellos a los que nosotros, privilegiados, podemos brindar apoyo. 
Hay que estar atentos, salir de nuestra zona de confort y ayudar a los que han sido golpeados por esta crisis. Para poder hacerlo necesitamos primero gestionar nuestras emociones, y la estrategia psicológica de aceptación, en este caso, es una poderosa herramienta para lograrlo. La amenaza latente de contagio, el confinamiento, las imágenes devastadoras en otros países, abren en nuestra mente un proceso de duelo: primero, el shock; muchas personas siguen en negación, sin poder creer que esto está ocurriendo (Hollywood ha tenido mucho que ver con esta incredulidad. Miles de películas nos han enseñado que el personaje sale victorioso sin sacrificio alguno, así que muchas personas se rehúsan a acatar las instrucciones internacionales y nacionales, aunque tengan posibilidad de hacerlo); luego, el miedo; los nervios impiden a muchas personas la movilidad emocional, les impiden gestionar adecuadamente su nueva realidad. Y la técnica de aceptación radical nos sirve precisamente para lidiar con el shock y el miedo. 
Aceptar no significa agitar una bandera blanca y darte por vencido; por el contrario, cuando aceptas la realidad tomas el mando. Puedes decir: “Ok, esta es la realidad. ¿Cómo puedo gestionarla y superarla?”. Antes de todo hay que reconocer que estamos ante un nuevo desafío mundial y que sí, estamos viviendo una realidad dura, incómoda. Aceptar que sí está sucediendo. Y no sólo esto, sino también (y he aquí la palabra radical) se trata de incluir en esa aceptación todas las posibilidades que tenemos para salir adelante, todas las habilidades y recursos con los que contamos para hacer frente a la situación. Hay que salir del pánico paralizador y pasar a las acciones que te ayudarán a conservar la salud física, emocional y económica.
Nuestra meta ahora es minimizar los daños. Para lograrlo debemos de aprender a hacer un buen uso de la información, consumir sólo lo que nos sea útil para salir adelante (sobre cómo mejorar la higiene, activar nuestra economía o las disposiciones oficiales) y desechar todo aquello que pueda bloquear tu bienestar (esto incluye limitar contacto con noticias alarmantes, personas iracundas o que infunden miedo). Verás que esto te ayudará a administrar de mejor forma tu energía y tu atención.
Deja ya de luchar contra la idea de que esto no puede ser verdad y mejor avanza hacia las soluciones. Una pandemia con estas magnitudes que no tiene precedente en nuestra generación nos demanda pensar y hacer cosas diferentes para cuidarnos. Y para poder transitar hacia el autocuidado primero debemos de hacer un ejercicio de autoestima, de amor propio, reconocer cuánto te amas y por ello convertirte en tu principal cuidador. Entonces dejarás de sentir las recomendaciones como una imposición y las harás por motivación propia, por amor, como un impulso por protegerte, proteger la vida tal como la conocemos y por proteger a las personas que amas. Como parte de este amor propio bajaremos las expectativas en todos los aspectos; nuestra principal meta será conservar la salud a toda costa, no terminar en un hospital. Me refiero a la salud en el sentido más amplio, incluyendo la mental, que ahora más que nunca es prioritaria. Concentrarnos en este objetivo nos ayudará a eliminar la ansiedad de todo lo que se queda de lado. Los proyectos se pueden volver a levantar, el bienestar fecunda todas las posibilidades. Recuerda que la salud es una corona que sólo los enfermos pueden ver.

Aceptemos radicalmente que estamos en un estado de alerta, que para muchos no es agradable ni fácil, pero que aún con todo eres privilegiado si puedes elegir con qué actitud atravesar este proceso.

P.D.: Dentro del grupo de interacción con mis lectores he creado un espacio para brindar ayuda psicológica gratuita y consejos sobre cómo gestionar las emociones durante esta contingencia. Cientos de familias están apoyándose entre sí. ¡Te espero!:

Psic. Olga González Domínguez
escribeme@olgagonzalez.mx

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