La tiendita familiar


Durante la entrevista que me realizó Fernanda Familiar en su programa, ¿Qué tal, Fernanda?, me preguntó qué podíamos hacer con nuestros hijos “desobedientes”, de forma que entendieran que deben convivir con la familia y ayudar en los quehaceres del hogar, ya que hay muchos niños que sólo se la quieren pasar comiendo o pegados a la televisión y/o al celular. Le conté que desde el principio de la pandemia decidí concentrarme en ofrecer a las personas herramientas psicológicas que les permitieran tener experiencias positivas dentro de casa, pues únicamente teniendo un ambiente positivo es como nos sentimos más motivados a respetar el confinamiento y no salir.
El mal ambiente en casa (indiferencia, castigos, gritos, amenazas, reclamos, sermones constantes) aunado a la presión bajo la cual estamos todos sometidos, pueden provocar que tus familiares quieran salir de casa y, al hacerlo, ponerse en riesgo ellos y al resto de la población. La desobediencia y la apatía no son otra cosa que desmotivación, y una de las técnicas que compartí para resolver estos problemas es la que he denominado “La tiendita familiar” que realmente es un centro de educación en conducta.
Se trata de poner una tiendita (como de abarrotes) en donde “estén a la venta” todos los privilegios que disfrutan tus hijos; por ejemplo, papas fritas, postres, tabletas, celulares, clave del internet, audífonos, controles de televisión, consolas de videojuego, juguetes y todo aquello que sea muy deseado por tus hijos y se encuentre fuera de lo básico. A todo esto le pones un precio, ese precio puede ser una actividad o dinero (ojo: el dinero tiene que ser falso) y, por otro lado, haces una lista de sus responsabilidades y actitudes a trabajar, tales como lavar los platos, realizar actividad física o pedir las cosas con amabilidad. Llevar a cabo cada una de las responsabilidades tiene una paga y un horario, pues la tiendita también lo tendrá. Y ellos pasan a comprar, a la hora que abre la tienda, diversión o su golosina favorita con el dinero que habrán obtenido de todas las cosas que realizaron desde la mañana: tareas escolares, labores de la casa, higiene personal, etc. Ojo: el tiempo en pantalla por día no deberá sobrepasar el recomendado por la OMS, según la edad de tu hijo (puedes consultar este dato en mi libro Detox digital).

Para que funcione mejor, trata de personalizar lo más posible los “productos” de la tiendita para que sean afines a los intereses de tu familia. Ten cuidado de no monetizar las obligaciones familiares o los valores esenciales, como el respeto por los padres. Una vez ganado el dinero por la actividad, éste no se le podrá quitar al niño, si no la motivación descenderá rápidamente. Para mantener el interés, es necesario que los privilegios no se den fuera del horario de la tiendita. Tampoco se podrá fiar ni sucumbir ante chantajes.



La misión de esta técnica es enseñar a tus hijos, de forma práctica, cómo funciona la sociedad productiva, donde se disfrutan los beneficios por los cuales se trabajan. Además, los niños pequeños aprenden a contar, a sumar y a restar, a trabajar por lo que desean, a ahorrar y a tolerar la frustración. Un centenar de familias la han puesto en práctica y han obtenido grandes resultados porque se acabaron los berrinches, los regaños, la apatía, los pleitos entre hermanos. Si requieres más información, visita mis redes sociales, ahí encontrarás videos detallados con ideas para sacar provecho de esta estrategia.
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Psic. Olga González Domínguez

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