Los libros deber铆an de ser esenciales 馃摎

                     

Hace unas semanas me escribi贸 una persona que trabaja para una tienda tipo club de venta mayorista, me escribi贸 para compartirme su desesperaci贸n tras ver c贸mo algunos clientes iban frecuentemente a comprar cosas no esenciales, productos que se pueden adquirir sin ning煤n problema a trav茅s de tiendas en l铆nea. Incluso me coment贸 el caso de una clienta que lleg贸 a esta tienda club, una se帽ora mayor de edad que tra铆a en su carrito de compra refrescos y un pastel, esto para festejar el d铆a del Padre, y que exigi贸 a una de las empleadas abrir una caja de cobro especial para las personas de la tercera edad. La empleada le respondi贸: “Se帽ora, ¿no tiene usted alg煤n familiar que le pueda pedir su pastel y sus refrescos en l铆nea?, ¿o alguien que venga a hacer las compras por usted?”. La empleada hizo la sugerencia con amabilidad, incluso con cari帽o. “Usted es poblaci贸n de riesgo, se帽ora. No ponga su vida en peligro de esta manera”. A lo que la se帽ora respondi贸: “Ay, mijita, es mi distracci贸n. Me aburro mucho en la casa. Las series me tienen enfadada”. La empleada pens贸 para sus adentros: Su distracci贸n, y la de mucha gente inconsciente, le ha costado la vida a varios de mis compa帽eros… nosotros no hemos parado de trabajar porque los supermercados no pueden parar. Y como la se帽ora, hay muchas otras personas que se justifican con “S贸lo organic茅 una reuni贸n chiquita”, “Es que me estoy volviendo loca en casa, ya vi todas las series”, etc茅tera.
Lo primero que quiero decir es que entiendo perfectamente que los m谩s de 120 d铆as de cuarentena que llevamos est茅n repercutiendo de diferentes maneras. Es v谩lido (incluso psicol贸gicamente recomendable) que las personas busquen formas de salir de la tediosa rutina, de una forma segura, y que esto sirva a manera de poste entre semana y semana, pero sin poner en riesgo la vida de otras personas. Yo misma he buscado formas de cambiar de panorama, pero de forma aislada y sin tener contacto con nadie. Sin embargo, lo que llama mi atenci贸n es que cuando cuestionas a las personas que han salido o buscado su “distracci贸n”, lo 煤nico que queda claro es que sus actividades para el auto entretenimiento no salen de usar las pantallas pero no practican el sosiego en actividades contemplativas.

Eso me trae el recuerdo de cuando tuve que estar d铆a y noche en un hospital, sinti茅ndome muy mal, y para animarme tra铆a a mi mente todo lo que he sembrado en mi alma: maravillosas experiencias de resiliencia que diversos escritores me compartieron a trav茅s de sus libros. Por lo que me quedo pensando: si alguien cae enfermo y tiene que estar durante d铆as y d铆as en el hospital, ¿qu茅 trae a su mente? ¿D贸nde queda su crecimiento interior? ¿Cu谩l es su biblioteca emocional e intelectual a la cual acudir谩 ahora en emergencia? En mi caso acud铆 al doctor Viktor Frankl, quien nos comparte la fortaleza de la que hizo acopio para salir del holocausto; a la certeza de la doctora Elisabeth K眉bler-Ross, quien nos da para vivir las crisis a trav茅s de un prop贸sito; a la nobleza que el rabino Harold S. Kushner nos da para seguir creyendo en un Dios de amor a pesar de las adversidades.

Los libros deber铆an de ser esenciales y leer deber铆a de ser una de nuestras prioridades. No es casualidad que en algunos pa铆ses de primer mundo (por ejemplo, Alemania) las librer铆as nunca cerraron durante la pandemia. En palabras de mi editora, Elo铆sa Nava, “Debemos de entender que un libro nos nutre, nos hace m谩s reflexivos y nos prepara para enfrentar lo que venga en el mundo”. Siempre ser谩 momento para un buen libro.

Psic. Olga Gonz谩lez Dom铆nguez

escribeme@olgagonzalez.mx

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