Llamados a ser valientes


En palabras de la doctora y académica Brené Brown, mundialmente reconocida en el tema de la vulnerabilidad, dice que para retomar la vida después de haber atravesado alguna situación devastadora, más que saberse invencible, se necesita entrar al ruedo e intentarlo una y otra vez hasta lograrlo. Curiosamente, es el perfeccionismo el que muchas veces no nos permite intentar las cosas; tenemos una idea fija acerca de que nos debería dar más vergüenza intentar y fallar, que no intentarlo. Y es que el hecho de intentar y fallar está directamente relacionado con el desnudo emocional; es decir, con la vulnerabilidad, con saberse observado y muy probablemente criticado cuando las cosas salen mal.
Quien no lo intenta, el cobarde que se queda cómodo en las sillas del anonimato, del victimismo y de la crítica, juega seguro porque no arriesga, no se expone, tampoco experimenta dolor, ni mucho menos gana. Vivir y transitar los procesos que nos llevan al éxito y al bienestar emocional muchas veces no es tan rápido y tan sencillo como nos gustaría. Sin embargo, olvidamos que la vida es así: dinámica, cambiante. Aferrarse al ideal que nos hicimos sobre cómo debe ser la vida, el éxito laboral, las relaciones interpersonales o de pareja, solamente alimenta nuestra frustración, hace que nos comparemos con otros y nos desanima a retomar nuestros proyectos.



Después de una derrota, un despido o el agotamiento, para subirnos de nuevo al tren de la vida y avanzar con ánimo, hay que poner a prueba nuestra capacidad no sólo de ser fuertes, sino también de otras formas de inteligencia emocional poco exploradas, como la flexibilidad, la paciencia y el lado opuesto del perfeccionismo: la autoestima. Son características de las personas exitosas y altamente resilientes. Incluso las investigaciones que hay hasta el momento señalan que las personas que pueden y podrán retomar su vida y crear una mejor versión de sí mismos son aquellas que buscan adaptarse, que han modificado su conducta, que han intentado levantar de nuevo su negocio o han innovado en sus proyectos. Se trata de personas que han pedido ayuda, que comenzaron o retomaron la terapia psicológica para superar la depresión, la ansiedad, los problemas de pareja o de familia, han hecho los cambios de hábitos y de carácter necesarios; son aquellos que buscan alimentar su mente y su alma con lecturas y contenido valioso, quienes están haciendo, por vez primera, algo que les implica incomodidad, las personas que siguen adelante a pesar de las críticas o del desánimo…

Como generación, hemos sido llamados a ser valientes. A reponernos después de muchas pérdidas humanas, de la salud y laborales después de la pandemia y actualmente hay muchas personas que no saben cómo remontar en la vida, la clave no está en permanecer estático para evitar el dolor, la frustración y el desánimo, sino que a pesar de todo ello, mejorar como persona, cambiar de estrategia,  avanzar e intentar de nuevo, además, reconocernos por el esfuerzo.

“No es el crítico quien cuenta; ni aquél que señala cómo el hombre fuerte se tambalea,
o dónde el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo y el sudor y la sangre; quien se esfuerza valientemente; quien yerra, quien da un traspié tras otro, pues no hay esfuerzo sin error ni fallo […] quien en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa atreviéndose en grande, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.”, Theodore Roosevelt.

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Psic. Olga González Domínguez

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